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FECUNDACIÓN IN VITRO: ¿QUÉ ES?

La fecundación in vitro es una técnica de reproducción asistida que consiste en realizar la fecundación de los gametos femeninos (ovocitos) y masculinos (espermatozoides) fuera del organismo de la mujer, en el laboratorio.


Actualmente existen principalmente 2 técnicas para lograr la fecundación in vitro: la fecundación in vitro convencional (FIV) y la ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides).


Imágen FIV Convencional

La técnica de fecundación in vitro convencional se introdujo en 1978 para resolver principalmente problemas de esterilidad femenina; y conseguir embarazo en aquellos casos en los que por distintos motivos el ovocito y el espermatozoide no llegaban a estar contacto y por eso no se podía dar la fecundación. En ese momento se consideraba la causa principal de no embarazo la falta de unión entre ovocito y espermatozoide, naciendo así la fecundación in vitro convencional. Esta técnica consiste en depositar en una placa de cultivo los ovocitos con una concentración concreta de espermatozoides a la espera de que ellos mismos sean capaces de penetrar los ovocitos y fecundarlos.

No obstante, la FIV convencional no es capaz de solucionar todas las causas de esterilidad, siguen sin resolverse los casos de esterilidad masculina severa, es decir, los casos en los que la concentración o movilidad seminal son insuficientes. Para ello, en 1992, apareció la ICSI (por sus siglas en inglés: intracytoplasmic sperm injection). Esta técnica consiste en inyectar mediante técnicas de micromanipulación un espermatozoide directamente dentro de un ovocito para que se de la fecundación.


Ambas técnicas tienen la misma finalidad, que es obtener embriones viables que den lugar a una gestación y un recién nacido vivo, pero pretenden solventar distintos problemas que pueden causar el no embarazo. Por lo tanto, ambas técnicas están pensadas para ser usadas en casos concretos.

La FIV convencional es una técnica indicada en los siguientes casos:


  • Fallo repetido de coito programado y/o inseminación artificial.

  • Factor tubárico y/o endometriosis.

  • Esterilidad de origen desconocido.

Mientras que la ICSI:

  • Fallo de fecundación tras FIV.

  • Baja reserva ovárica.

  • Muestras de semen valiosas.

  • Ciclos de DGP.

  • Ciclos con biopsia de testículo.

A continuación se muestra una tabla con los procesos a seguir en cada gameto y con el proceso que se da in vivo.

Una posibilidad alternativa es hacer ciclos mixtos. Una parte de los ovocitos se fecundan por FIV convencional y la otra parte por ICSI. Esto se hace en los casos en los que el número de ovocitos es alto. También se emplea en casos de FIV por esterilidad desconocida para intentar obtener más información sobre los gametos y así tener una idea de la causa de esterilidad.


A pesar de que cada técnica tiene sus indicaciones, hoy en día se utiliza la ICSI en el 80% de los casos. Esto se hace para “garantizar” de alguna forma la fecundación y que no se produzca lo que se conoce como fallo de fecundación, es decir, que ningún ovocito sea fecundado y no se consigan embriones.


Por el contrario, la FIV convencional es más fisiológica que la ICSI (teniendo en cuenta que las dos son técnicas de reproducción asistida), lo que significa que la fecundación se da de forma más parecida que en una gestación natural; además de que los gametos, sobretodo el ovocito, sufren una menor manipulación.


Aunque las tasas de fecundación que se consiguen son similares con las dos técnicas, hoy en día existe un uso generalizado de la ICSI pero, ¿es realmente necesario realizar la ICSI en un porcentaje tan alto de casos?


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